Ceremonia conmemorativa del 8 de mayo de 1945 [fr]

MENSAJE del Señor Sébastien LECORNU, Ministro de las Fuerzas Armadas y de la Señora Patricia MIRALLES, Secretaria de Estado para los Veteranos y la Memoria con motivo del 8 de mayo de 2023

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8 de mayo de 1945, hace 78 años: la Alemania nazi se rinde a los Aliados en Berlín. Es la Victoria.

Aquel día, las fuerzas de la libertad triunfaron no sólo contra unas fuerzas armadas, sino también contra una ideología que aplastaba a Europa y la libertad de sus pueblos. Tras seis años de guerra, el eco del Armisticio se extendió por todo el continente, llevando a los pueblos la alegría de la liberación y el orgullo de haber vencido.

Tras seis años de terror, la luz brilla por fin sobre todo un país, revelando tanto el oprobio de quienes colaboraron, como el valor de quienes se resistieron para permitir la Victoria.

Hace 80 años, el año 1943 fue un año terrible. La represión aumentó, el exterminio de los judíos de Europa y de los opositores al régimen nazi estaba en pleno apogeo. Sin embargo, el curso de la guerra cambió. En el Este, los ejércitos nazis perdieron la batalla de Stalingrado. En el sur, los Aliados desembarcaron en el norte de África. Pronto lo harán en Italia. Córcega es liberada en septiembre. Nuestros territorios de ultramar se distinguen en los tres océanos y, en particular, en las Antillas y Guyana por la Disidencia opuesta a Vichy. Se crea la segunda división blindada del general Leclerc, que desembarcará unos meses más tarde en Normandía, antes de liberar París y luego Estrasburgo. No hay una sola parte de nuestro territorio donde no haya resistentes contra el ocupante.

Cada uno puede sentir que el destino de las armas ha cambiado. Aunque la lucha seguirá siendo larga: "La prueba actual no ha terminado, pero a lo lejos se perfila el final del peor drama de nuestra historia", dijo el general De Gaulle a los franceses libres y a los franceses ocupados en su mensaje del 14 de julio de 1943.
 
La Resistencia se unió en toda Francia y, segura del resultado final del combate, se comprometió a elaborar lo que uniría a los franceses después de la guerra. Las sombras que se cernían sobre el destino de la Nación se aclararon lo suficiente como para que comenzara a elaborarse un propósito para la Francia de la posguerra.

Con el final del conflicto llegan nuevos retos para reconstruir Europa, renovar la democracia y apoyar a nuestros soldados que siguen luchando en una guerra que aún no ha terminado en Asia. Por último, habrá que sacar las consecuencias de los fracasos militares de 1940 para reforzar las fuerzas armadas de Francia frente a las amenazas que las acechan. Ayer como hoy, es un combate que no debemos perder de vista.

Con la Victoria llega también el regreso de los prisioneros, de los deportados y la larga espera de los que no volverán, habiendo sacrificado su vida por nuestra libertad. Por último, están todos aquellos a los que nadie espera, porque fueron deportados en familias enteras en convoyes hacia el Este, lo que terminó un holocausto.

Escuchemos a los supervivientes y veteranos que nos transmiten el recuerdo de sus compañeros, para que su testimonio no desaparezca con ellos y sirva de inspiración a quienes imaginan adquirida definitivamente su libertad.

Recordemos el derramamiento de sangre: fue el precio de nuestra libertad. Morir para que otros pudieran vivir libres: ese fue el precio desorbitado que pagaron más de 10 millones de soldados aliados. Un precio que, ayer como hoy, aumenta con cada renuncia, cada vez que olvidamos nuestro pasado.

Al final, el 8 de mayo de 1945 ofreció la mayor gloria del mundo a los hombres y mujeres que no se habían rendido. La victoria les dio la libertad.

Vive la Republique.
Vive la France.